Ayer miércoles comenzó en Lomé, Togo, la cumbre de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO) sobre inseguridad y crisis alimentaria. En el encuentro participan los ministros de agricultura, comercio y de asuntos humanitarios de los 15 países miembros del organismo, con el objetivo de discutir sobre la situación y establecer políticas regionales para hacer frente a la crisis.
Estos últimos meses, sequía y escasas precipitaciones han destruido pastos y arruinado cosechas de una franja de territorio muy amplia, y la crisis podría agravarse aún más en las próximas semanas, antes de las cosechas de fin de mes y de junio.
Una sesión particular de la cumbre, según destacaron los organizadores, estará dedicada al caso de los países de la franja del Sahel, ocupados en hacer frente a una crisis particularmente aguda, agravada por la sequía y por fuertes lluvias.
Lo que preocupa a los gobiernos, además de los cambios climáticos que pesan en un contexto ya de por sí difícil, son las consecuencias que la escasez de alimentos podría tener en el sector ganadero, con las tribus nómadas forzadas a trasladarse cada vez más al sur para encontrar pastos, lo que alimenta los enfrentamientos violentos por el control del territorio.
Según estimaciones de la CEDEAO, en toda África occidental se ha producido una disminución del 2 por ciento de la producción cerealera en el último año. El porcentaje sube hasta el 31 por ciento en consideración a Níger, uno de los países del Sahel más afectado por la sequía.
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