Por Amelia Duarte de la Rosa
La muerte de George Floyd, un ciudadano negro que murió asfixiado por un policía blanco en Estados Unidos, materializó la indignación mundial hacia el racismo y contra quienes en vida glorificaron y perpetuaron la esclavitud.
Estatuas de esclavistas y colonialistas, otrora sublimados como héroes, fueron derribadas en las manifestaciones antirracistas que, en varias partes del mundo, exigieron la deposición de figuras cuyo legado se erigió sobre la base de la discriminación.
El movimiento Black Lives Matter (las vidas de los negros importan) desencadenó en varias coordenadas del orbe el debate sobre la permanencia en los espacios públicos de estos símbolos considerados odas a la segregación.
De Estados Unidos a Australia
Las primeras protestas contra el racismo en Estados Unidos tras la muerte de Floyd apuntaron a los colonizadores.
En Boston y en Miami, estatuas de Cristóbal Colón fueron decapitadas y vandalizadas, mientras en Richmond (Virginia) otra escultura del genovés, asociado en los últimos tiempos con el sometimiento de los pueblos indígenas al colonialismo europeo, fue derribada.
Esta misma ciudad también vio sucumbir una imagen de bronce de Jefferson Davis, presidente de los Estados Confederados durante la Guerra de Secesión (1861-1865).
Al otro lado del Atlántico, en Bristol, Reino Unido, los manifestantes lanzaron al río la estatua de Edward Colston, un prolífico comerciante de esclavos, cuya efigie estuvo erigida durante 125 años.
Igualmente, en Amberes, la imagen del rey belga Leopoldo II, quien cometió uno de los mayores genocidios en la actual República Democrática del Congo, a finales de 1800, fue quemada y recubierta de pintura roja.
Un poco más al este, en Praga, los activistas escribieron mensajes antirraciales en un monumento del exprimer ministro conservador británico Winston Churchill.
En Australia le llegó la hora al coterráneo de Churchill, el explorador James Cook, capitán del primer barco que llegó a las costas de ese país.
Dos jóvenes veinteañeras fueron apresadas por rociar spray de grafiti en la estatua de Cook emplaza en Sidney, mientras la policía aún investiga los actos vandálicos en otras dos imágenes de ex primeros ministros australianos en el estado de Victoria.
Los reclamos de erradicación no son nuevos
En sí, las insurrecciones contra las estatuas no son nuevas, poblaciones originales de países como Nueva Zelanda llevan años demandando la erradicación de monumentos con pasado colonialista.
La lista de reclamos exige la deposición de varios símbolos, entre ellos el del coronel inglés Marmaduke Nixon, quien masacró en 1864 una aldea maorí, y la escultura Zealandia que rinde homenaje a los soldados imperiales y coloniales de las Guerras de las Tierras de Nueva Zelanda (1845-1872).
El Partido Maorí solicitó una investigación sobre los monumentos en Nueva Zelanda y la eliminación de aquellos que representan la opresión y se consideran culturalmente ofensivos.
Debbie Ngarewa-Packer, codirectora del partido, señala que algunas de las figuras más racistas de la historia colonial del país oceánico todavía son honradas de esta manera.
La funcionaria también aboga por desarrollar un debate con el gobierno, para abordar las preocupaciones de las comunidades autóctonas sobre la permanencia o no de las estatuas.
‘Es posible que algunas deban quitarse, y otras deban colocarse en museos y eliminarse de pueblos y ciudades que transmiten mensajes completamente erróneos a nuestros niños’, indica.
Por su parte, el historiador y autor de varios libros, Vincent O’Malley, expresó que muchos monumentos del país reflejan la época en que fueron construidos y es hora de una limpieza.
‘Son problemáticos en muchos aspectos, así que creo que es saludable tener un diálogo sobre cómo queremos avanzar pues la historia nunca es fija y estos monumentos son un reflejo de otro tiempo realmente’, dijo O’Malley.
El artista neozelandés Nick Tupara también respalda los llamamientos para que el país revise sus monumentos coloniales, aunque no necesariamente cree que deberían eliminarse de las calles.
Creo que deberíamos ser conscientes y luego, como comunidades, podemos tomar decisiones colectivas ‘pero no quiero que se eliminen todas porque necesitamos un equilibrio en la historia’, subraya.
Por lo pronto, tras las protestas la comunidad de Hamilton City logró de manera pacífica que el ayuntamiento retirara la controvertida estatua del capitán John Hamilton, un oficial de la marina británica caído en combate durante la Guerra de las Tierras.
La alcaldesa Paula Southgate comentó que la principal causa de la deposición es que un número creciente de personas, encuentran la estatua personal y culturalmente ofensiva.
En un momento en que estamos tratando de construir tolerancia y entendimiento entre las culturas y la comunidad, no creo que la estatua nos ayude a cerrar esas brechas, además ‘no podemos ignorar’ lo que está sucediendo en todo el mundo y tampoco debemos hacerlo, alegó.
La entrada Las estatuas del esclavismo caen, por su propio peso se publicó primero en wanafrica.com.
Source: wanafrica.com
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